¡Qué levante la mano quien no haya ido a desayunar por ahí después de una noche de juerga! (Nadie la levanta). Todas las ciudades tienen, o al menos tenían en tiempos mejores, su lugar para el desayuno matutino antes de retirarte a casa, y todas lo hemos hecho alguna vez (o muchas), pero ninguna con la dignidad, elegancia y estilo con que lo hace Holly/Audrey en la primera escena de “Desayuno con diamantes“.
Cerrad los ojos e imaginad algunas de vuestras escenas personales (¡arrggghhhh!), ninguna resistirá la comparación con Audrey, tampoco vivimos en Mahattan, ni tenemos Tiffanys, y probablemente tampoco comeríais un croissant si no un bocadillo imposible. Nos gusta Audrey, pasarán los años y seguirá ahí, distinguida, mirando merecidamente por encima del hombro a cualquier mujer mortal, no podía faltar en nuestra colección “Chicas de película”.
Audrey no necesita presentación, con cerca de 30 películas en su haber muchas de ellas grandes clásicos del cine: My fair Lady, Charada, Vacaciones en Roma, Sabrina, pero nosotras tenemos debilidad por “Desayuno con diamantes” ya no solo por la calidad de la película en sí, el personaje de Audrey es arrebatador, desprende melancolía, ternura, picardía y encanto a partes iguales.

Antes muerta que sencilla
En cuanto a sus “outfits”, da igual que lleve un jersey de cuello vuelto, un pañuelo casero, un antifaz o que vaya “vestida para matar”, Audrey/Holly siempre está perfecta se ponga lo que se ponga y nuestros broches, colgantes y pendientes no son más que un sincero homenaje a este maravilloso personaje.
Una curiosidad para terminar, tras una primera visualización de la película, el presidente de la Paramount, Marty Rankin (todo un visionario), dijo que la canción “Moon River” debía ser eliminada, Audrey Hepburn le contestó que la quitarían de la película “por encima de su cadáver”. Imposible no quererla.